Manifestación ante la subida brutal de la electricidad

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Expropiación y empresa pública: dos polos inseparables

El precio de la luz sigue subiendo a un ritmo desorbitado y enciende una justa indignación. Conviene, además, contextualizar este aumento dentro de una avalancha de subidas de precios que será general (son conocidos, por ejemplo, los casos de la gasolina y los microchips) y que supondrá un ataque en toda regla al poder adquisitivo de la clase trabajadora y los sectores populares. Es la inflación que se desboca. Y que utilizarán para bajar el salario real de un modo “menos impopular” que disminuir el salario nominal.

Que no nos vengan con monsergas de “transición energética”: esta subida de precios está protagonizada por una búsqueda parasitaria de hacer negocios con las necesidades del pueblo. ¿Qué puede esperarse de empresas así? Desde que en 1997 se liberalizó el sector eléctrico español, politicuchos de los distintos gobiernos han formado parte de los consejos de administración de las eléctricas. Aprobaron las propias leyes que les han permitido hacer negocio con este bien. Todo el mundo sabe que los oligarcas que suben la luz están en conjunción con la clase política.

Y que no nos mareen con que si es posible o no acabar con estas subidas de precios salvajes. No es una condena necesaria. Es solo el resultado de un desorden eléctrico, de un tinglado de empresas sanguijuelas que pujan por beneficios astronómicos y usan al Estado para seguir actuando con total impunidad. La alternativa está clara: nacionalizar las eléctricas. Esto va más allá de pedir “una empresa pública que compita con ellas”, como se hace desde posiciones progres para salvar la cara y desviándonos de nuestro verdadero objetivo. Porque no hay solución para esto sin desenchufarnos de la oligarquía eléctrica. Solo habrá una empresa pública poderosa y viable si expropiamos las empresas privatizadas y la construimos en base a ellas.

Y más aún. La liberalizacion del 97 fue la aplicación en España de una directiva europea de 1996. No en vano, hasta la tibia propuesta de Podemos es negada actualmente por Sánchez. ¿Con qué argumento? Porque no cumple con las exigencias europeas. En consecuencia, cualquier estrategia adoptada solo podrá ser real y efectiva si se contrapone a su vez a los oligarcas de la Unión Europea. Y solo en este camino podremos ir arrancando medidas de urgencia para los hogares más vulnerables.

Para empezar la batalla de la electricidad, hay pues que desarrollar, desde la unidad combativa más amplia, un movimiento en la calle y ganarla. Y así, prepararnos para otras victorias. Pero eso no puede hacerse, como se ha demostrado durante estos años, mediante la politiquería y la palabrería. No hay más tiempo que perder con ilusionismos estériles. Es hora de movilizar a las víctimas de estos abusos para conquistar la luz contra quienes nos imponen la tiranía de su oscuridad.

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