Volviendo a la isla

Articulos, Cultura, Gallardoski

Juan Antonio Gallardo «Gallardoski».-

Cultura y ocio.

Al margen de esa extraña manía de poner por las calles del centro de la ciudad  cartelones religiosos, que pareciera que se hubiese vuelto loco un obispo , podemos seguir con este viaje al pasado que se ha empeñado la delegación de cultura y fiestas solazándonos con el maravilloso anuncio de que vuelven los espectáculos en directo este verano y tendremos folclorismo cañí a punta de pala, carnaval que bueno; vale, pero sobre todo largas noches de sevillanas en la plaza del Pino. 

Supongo que será en la plaza de toros, la misma en la que por otras calles se nos avisa también,  de que celebrarán becerradas, novilladas, alguna corrida y no sé, tal vez incluso un auto de fe con su pecador delectándose en el castigo con orejas de burro y la coroza en la cabeza, mostrando arrepentimiento público, como los moriscos. 

No lo sé seguro, pero malicio al delegado de cultura acudiendo cada mañana a sus dignísimas diligencias de punta en blanco, con sombrero de indiano y saludando con un “querido cuerpo de funcionarios, hoy vamos a españolear otro ratillo” 

Yo creo que se lo están pasando de fábula en esta extraña involución cultural que nos lleva inevitablemente al año de la polka, pensando ellos para su coleto: se van a enterar los jipis estos. 

Y me imagino que habrá pregones estupendos en los púlpitos de las iglesias y certámenes poéticos con cuartetas muy sentidas al inmaculado manto de las vírgenes y los mantones de manila de las mozas en edad de merecer. 

Ya puestos que vuelvan los gitanos con sus trompetas amagando pasodobles, mientras la  cabra hace malabares en el minúsculo cubilete de zinc. 

Y que se reúnan para hacerles un homenaje como dios manda los Cantores de Híspalis, pura vanguardia romera. 

O que se programen un ciclo de cine de Cifesa y puedan los púberes de hoy, disfrutar como disfrutó la concejalía de cultura al completo de no sé; Morena Clara o La lola se va a los puertos. 

No nos falte la noble ración de teatro y si pudiéramos exorcizar el espíritu cupletero de los Hermanos Álvarez Quintero y olé, echaríamos unas risas con las peculiaridades de nuestro acento andaluz, tan gracioso. 

Llevamos un caminito magnífico, olvídense los artistas urbanos, los músicos de rocanrol o de jazz, que hay unos cuantos magníficos en el pueblo pese a esta profusión de la pachanga cañí, olvídense los poetas milenials y los libre pensadores de la aldea, de tener algo que ver con el mundillo cultural municipal. 

Nuestro gurú  es un híbrido entre José Manuel Soto y un rapsoda buscando plan en el programa de Juan y Medio. 

Nuestra apuesta por la cultura comprometida va a ser, me temo, una exaltación maravillosa al río Guadalquivir y a su monarquía de reinas vestidas de miss España. 

Nuestra agenda cultural, en fin, podía haberla redactado tranquilamente mi abuelo, si no fuese porque le gustaba al hombre escuchar a Carlos Gardel, y eso, me temo, es ya demasiado moderno para esta peña ¿rociera?

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